Estas anotaciones poéticas de John Cage se inscriben en lo que Allen Ginsberg llamó «acontecimiento oral». Sus versos, medidos por al extensión de las respiraciones (silencios, sonidos y tiempos), son una experiencia física. El carácter interdisciplinario de Cage cobra sentido en virtud de su experiencia: en sus poemas se incluyen sus propios signos vitales y temporalidades específicas. “Mi intención ha sido a menudo decir lo que tenía que decir de un modo que ilustrara lo dicho”, señaló, renunciando sin contemplaciones a la idea de “ comunicar” emociones. Sus breves anotaciones poéticas deben ser considerados un cuerpo de sonidos; el lenguaje es, en sí mismo y de sí mismo: sonido.
En estos poemas abundan prábloas, anécdotas, recuerdos y fragmentos autobiográficos que funcionan como una pregunta zen o un mantra de ideogramas.