Los dene han vivido en el amplísimo valle del río Mackenzie desde tiempos inmemoriales. Creen que son ellos los que pertenecen a la tierra y no al revés. Pero los territorios del noroeste del Cánada también son el hogar de importantes recursos minerales como el petróleo, el gas o los diamantes.
En Un tributo a la tierra, Joe Sacco viaja hasta el norte subártico para retratar a un pueblo ante el dilema del costo y el beneficio del desarrollo. Sin embargo, la irrupción de la minería y el fracking representan solo una parte de los muchos asaltos que sufre la cultura indígena: el pernicioso impacto de los sistemas educativos, el abandono del nomadismo, los pleitos por la propiedad de las tierras y la preservación de un legado cultural herido de muerte.