Alguien que viste con el uniforme del colegio y se oculta tras un pasamontañas está sembrando el pánico en el entorno de las Encinas. Pero nuestros protagonistas no pueden detener sus existencias. Gorka ha iniciado una relación complicada con Andrea, la hija a todas luces perfecta de un político de izquierdas, que empieza nueva en el colegio; Melena ha dejado los estudios para ayudar a su madre en la cafetería y quiere mantener vivos a toda costa los nuevos lazos afectivos que las unen; Janine está obsesionada por resolver las extrañas muertes que están teniendo lugar y que amenazan a sus amigos; y Paula se ha de enfrentar al mundo adulto, tras decidir dejar el colegio y empezar a trabajar. Y, entre todo ello, siguen sus amoríos y sus escarceos, sus dudas y temores, solo que ahora teñidos de intentos de superación personal, y salpicados por las puñaladas del desconocido asesino en serie.
Si en Élite: al fondo de la clase Abril Zamora se centraba en los amoríos y desventuras de un grupo de adolescentes desadaptados que intentan hacerse un hueco y lidiar con sus conflictos sentimentales, sexuales y amistosos, todo enmarcado en la primera temporada de Élite, en esta ocasión los personajes de Paula, Janine, Gorka o Melena han crecido un año, e intentan levantar cabeza como el ajolote…, un anfibio capaz de regenerarse y curar sus heridas sin dejar cicatrices.
Un nuevo curso escolar de muerte en la vida de los cinco adolescentes entremezclados con la trama central de la segunda temporada de la serie.
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