Lo que más le gustaba al señor lobo era comer. Un día quiso hacer un estofado de pollo y encontró a la gallina perfecta. Se dedicó a engordarla, pero cuando decidió buscarla, se llevó una gran sorpresa: la gallina alimentaba a todos sus pollitos con la comida que el lobo le traía. En agradecimiento, mamá gallina le preparó una cena especial. Esta cautivadora historia puede suscitar conversaciones amenas: muestra que las cosas no siempre son lo que parecen, y que a veces quien menos esperamos puede convertirse en un amigo.
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