“No te rías, Pepe”, le dice mamá zarigüeya a su hijo mientras le enseña a hacerse el muerto, pues así es como las zarigüeyas se defienden de sus enemigos. Pero Pepe no puede dejar de reírse… Este relato muestra la forma como se defienden algunos animales y resalta que la habilidad y el instinto pueden ser cualidades muy valiosas a la hora de enfrentar el peligro. El final es sorprendente y gratificante; para todo lector, aprender a reír es tan importante como aprender a defenderse de los peligros. Libro apropiado para leer en compañía.
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