La tesis de esa obra fundacional es muy atractiva, y esa es la clave de un éxito tan longevo. La idea de partida es bastante simple: el sentido y la belleza de las obras nacen de la interacción con el lector. Una obra puede leerse de muchas maneras, y no tiene sentido tratar de encontrar la «buena» interpretación. Iser muestra que el lector, concepto estrella de la teoría literaria de la segunda mitad del siglo XX y tan vigente hoy, está involucrado, incluso se podría decir, contenido, en el texto, y siempre lo ha estado.
Autoayuda
Ciencias Humanas