Wendy Holden revive en esta novela los años de infancia de la reina Isabel II y da a conocer a la vivaz institutriz que la convirtió en el icono que hoy conocemos. En 1933 la joven Marion Crawford acepta el empleo de su vida como institutriz de las princesas Lilibet y Margarita. La única condición que pone a los padres de las niñas, los duques de York, es poder aportar ciertas dosis de normalidad a sus protegidas y privilegiadas vidas. En el palacio de Buckingham, el castillo de Windsor y Balmoral, Marion desafía el estricto protocolo para llevar a las princesas en metro, a nadar en piscinas públicas y en divertidas salidas para hacer compras navideñas en Woolworths. Desde un lugar privilegiado en el corazón de la monarquía británica, Marion es testigo de los acontecimientos más trascendentales de la historia del siglo xx: el impacto de la abdicación, el glamur de la coronación, el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Ella acompaña a las princesas en esos momentos cruciales y se convierte en una figura tan cercana como una madre. Aun en los días más oscuros de Gran Bretaña, con los aviones de Hitler sobrevolando Windsor, Marion protege a las niñas en las mazmorras del castillo. Incluso está presente cuando Isabel se fija por primera vez en el joven Felipe. Pero ser una querida confidente de los Windsor tiene un alto coste personal. Matrimonio, hijos, los propios puntos de vista. todos están comprometidos por la cercanía a la realeza
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