Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charlton Heston, en casa de María Margarita se juntan las mnoedas exactas para una entrada y la mandan a ella a verla. Debido a su talento especial para contarlas como si fueran «en tecnicolor y cinemascope», al poco tiempo todo el público la espera impaciente tras cada proyección.
Tan sencilla como potente, esta novela encierra un homenaje al arte de contar historias, al tiempo que traza la mágica historia de los cines en los pueblos en sus tiempos de esplendor y decadencia.