Después de acobardarse debido a las reticencias de todo el mundo ante su relación, Macarena tiene que cargar con las consecuencias: Leo dice haber comprendido que estaban a punto de equivocarse, ella no se ha atrevido a decirle que la que estaba equivocada era ella y de pronto ambos están anulando su boda. Y cuando está a punto de confesar que sigue creyendo en su «nosotros»… Leo empieza a salir con una compañera de trabajo en la universidad… Una chica que le conviene mucho más que ella y que además, para terminar de empeorarlo todo, le cae mucho más que bien. Jimena sigue fingiendo que el hecho de que la expareja de Samuel sea un hombre no le afecta… aunque lo hace. Mientras intenta que su relación no termine yéndose al garete tendrá que asumir muchas cosas sobre sí misma: tiene muchos más prejuicios de los que creía y está aterrada. El amor de verdad es mucho más complicado que lo que sintió por «su amante muerto». Adriana lo tiene un poco más complicado si cabe: se resiste a aceptar que se ha enamorado de una chica e intenta dar la espalda a Julia y a todo lo que sintió con ella. Lanzarse en los brazos de su marido con «energía sexual renovada» no sirve de nada. Echa de menos a Julia y… no como amiga. Y es que, a veces, la única manera de ser feliz es olvidar lo que piensen los demás sobre tu forma de conseguirlo.
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