De aquella experiencia surge uno de sus libros más singulares: una apología impetuosa, que contiene descripciones entrañables, plenas de humanidad, no exenta de juicios controvertidos. Viaje al país de los profetas es más que una crónica de su visita durante poco más de una semana a Israel.
Es un testimonio razonado de su pensamiento político a esas alturas de su vida y, por sobre todo, una declaración vehemente acerca de su postura respecto del pueblo judío, el sionismo, la formación del Estado de Israel y el antisemitismo; temas que, en plena Guerra Fría, habían vuelto al primer plano del debate público mundial a partir de la Guerra de los Seis Días (1967), que reconfiguró hasta hoy la fisonomía del Medio Oriente.