Una tarde, una pintora muy agradable y simpática acude a la consulta de Octavio Aceves para que le eche las cartas. Al final de la consulta le muestra un mazo de cartas del Tarot que ella misma había pintado y que fascinan a Octavio: el Tarot Celta. Acto seguido, Aceves se pone a escribir sobre cada una de sus fascinantes cartas y compone el librito que acompaña a este Tarot y que nos aclarará magistralmente el significado de cada naipe.
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