No necesitas ser perfecta para ser feliz.
¿Cuántas veces has sentido que no eres lo suficientemente exitosa, atractiva, inteligente, buena mujer, mamá, amiga, alumna, pareja, profesional o estudiante?
Vivimos en una sociedad centrada en los resultados y no en los procesos, altamente competitiva, donde somos bombardeadas con imágenes de cómo «deberíamos ser».