Nicolás cree que hay monstruos en todas partes. Sus gritos de alerta mantienen despierto a todo el vecindario hasta que un día le hacen un fabuloso regalo que prueba que, en efecto, hay monstruos por todas partes. Este relato corto propone un argumento rebosante de imaginación y gracia para cautivar a los primeros lectores. En esta historia, los monstruos pueden ser los seres más cercanos y divertidos de su casa.
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