Casi nada que ponerte parte de una historia real: la de dos personas que crecieron en pueblos polvorientos y ambientes cerrados, pero decidieron largarse a la conquista de la gran ciudad. Ellos, Jorge y Simón, sedujeron a la Buenos Aires de principios de la década de 1970 y se hicieron de oro creando un mundo de moda y lujo a base de picaresca. Su ascensión y caída es el retrato en miniatura de un país siempre en crisis, siempre víctima de la fascinación que siente por sí mismo.
Pero este libro cuenta también la historia de la propia narradora, Lucía Lijtmaer, barcelonesa de apellido polaco y nacida en Argentina. Una investigación sobre cómo se construye una identidad a partir de fragmentos de culturas diversas y relatos divergentes.
A lo largo de estas páginas, escritas a modo de crónica, un heterogéneo grupo formado por modistos, comerciantes, modelos, decoradoras, actrices de serie B y clientas millonarias conversa con la autora. Se diría que, de algún modo, reviven o representan para ella un pasado glorioso que quizá fue o pudo haber sido.
Publicado por primera vez en 2016, este libro supuso la revelación de Lucía Lijtmaer como una escritora singular que ya ocupa una posición destacada entre las narradoras más brillantes de España y América Latina.
«Lucía es una de esas voces que hablan desde el lugar en el que todo retumba, pero que sigue escuchando los ecos del sur y lo mira desde una raíz que combina ahora todos los mundos» (Luciana Peker, Infobae).
«Casi nada que ponerte es lo que pasó cuando Lijtmaer y su pasión por el nuevo periodismo de Tom Wolfe regresaron de aquel viaje [a Argentina] y se pusieron a ordenar sus notas; un libro de viajes, una novela biográfica, la historia de un imperio, y la de un país, en una época, la de finales de los 70 y principios de los 80, en la que nada deseaba más que huir de sí mismo» (Laura Fernández, El Mundo).
«Todo un ejercicio de estilo, con su despliegue de recursos para esta vida que una vez más se nos presenta como un teatro» (María Angulo, El Periódico de Aragón).
«Una de las voces más relevantes y versátiles de nuestro panorama cultural» (Jacobo de Arce, El Periódico de España).
«La lucidez de Lijtmaer no es hiriente ni dogmática, porque ella solo recomienda observar(se) y no engañar(se)» (Paloma Bravo, Zenda).