Descomponer las triangulaciones, los elementos que aportan equilibrio: tres colores primarios, tres estados de la materia; padre a la cabeza, madre e hijo como base del triángulo, vida-muerte-resurrección. En los poemas de Tríada se exponen las grietas que surgen al romper estas armonías: «Mi deseo siempre fue / salir del vientre de algún hombre», los fondos oscuros, la fractura al perturbar la regla moral familiar. Y aparecen las imágenes: una mujer adúltera en el muelle uterino, taenias, faros, peces abisales, la historia de Ícaro y Dédalo leída por una madre: «No me quemé / pero heme aquí en el fondo / el peso de las alas / me atrae piso arriba / piso bajo el océano / el sol es una sombra transparente / ojo de un pez que se confunde / con las lágrimas que escupo / en la tumba marina de mi padre».
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