Mauricio Hochschild fue un empresario minero de origen judío alemán y uno de los hombres más acaudalados de su tiempo en América. Su sede central estuvo en Chile, la fuente de su riqueza en Bolivia y abrió oficinas en Perú y Argentina, cuya nacionalidad adoptó después de perder la alemana en 1933 a causa del nazismo. Gracias a él, que movió recursos y su influencia política, cerca de veinte mil judíos provenientes de Alemania, Austria y Polonia, Checoslovaquia, Hungría e Italia llegaron a Bolivia desde fines de los años treinta. A través de una serie de documentos de reciente descubrimiento, de múltiples entrevistas y una acuciosa investigación, los autores —destacados periodistas— han podido reconstruir no solo los esfuerzos de Hochschild por salvar al mayor número posible de judíos, sino también examinar sus enormes habilidades, las críticas que debió enfrentar, las denuncias de que fue un explotador, el peligro de muerte que soportó debido a los tiempos volátiles y revolucionarios en Bolivia, y no menos importante, su extraordinaria y compleja vida amorosa y familiar.
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