¿Podemos apreciar la obra de artistas como Hemingway, Sylvia Plath, Miles Davis, Polanski, Woody Allen o Picasso? ¿Deberíamos? La escritora Claire Dederer se propuso indagar en la relación que tenemos con la obra de aquellos artistas a quienes admiramos, al tiempo que lidiamos moralmente con su personalidad, en ocasiones monstruosa. Desde Michael Jackson hasta Virginia Woolf, la autora se cuestiona cómo conciliar nuestra indignación y desprecio con el amor profundo que sentimos por el arte. Y va más allá: ¿la monstruosidad masculina equivale a la femenina? ¿Si una artista es también madre, una identidad rompe fatalmente con la otra?
Este libro, precedido de un gran éxito de crítica, ahonda en la disonancia cognitiva propia de una época en la que hemos dejado de transigir ante el genio por la mera razón de serlo, pero plantea también importantes reflexiones sobre la pervivencia de su obra y sobre su concepción misma: dado que el arte tiene el imperativo de retratar los elementos más oscuros de la psique, ¿no se expone a apropiarse de ellos? Es más, ¿qué ocurre cuando el artista contempla el abismo durante demasiado tiempo? ¿No puede estar siendo víctima de su propia genialidad?
Con atino, brillantez y la honestidad de quien se enfrenta a sus propios dilemas morales, Dederer ha logrado una obra trascendental y compleja que eleva el debate intelectual.