La nostalgia de la inocencia, el retrato sin concesiones de una humanidad que sufre: numerosas son las afinidades que unen la obra de Irène Némirovsky con la de Antón Chéjov. Nacida en 1903, un año antes de la muerte de éste, la autora de Suite francesa quedó prendada por la trayectoria y el destino del célebre escritor ruso. Precisa, íntima y profundamente conmovedora, esta biografía revela la compleja personalidad de Chéjov, con todos sus padecimientos, anhelos, frustraciones y esperanzas, desde una infancia sin infancia, pasando por la violencia paterna, la escritura como modo de supervivencia económica, la aguda conciencia de una condición miserable, la carrera de médico y el deseo de enfrentarse a la enfermedad y curar el dolor: tanto en la vida como en la obra del creador de Tío Vania una línea quebradiza separa los sentimientos más sublimes de la prosaica cotidianidad. Publicada en 1946, cuatro años después de la trágica desaparición de Irène Némirovsky, esta semblanza precisa y conmovedora de Antón Chéjov, que es también una magnífica panorámica de la literatura rusa, evoca las extraordinarias coincidencias entre dos almas sorprendentemente afines.
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