A lo lejos aún resuenan los últimos rugidos del Tigre que lentamente se va alejando, y se aproxima la Liebre de aguas calmas, dispuesta a renovarlo todo.
Su energía devuelve la esperanza a quienes sufrieron los zarpazos del año que se va, pero ¡atención!, no debemos confiarnos demasiado. La polución desatada no solo está provocando graves daños ambientales, también somos víctimas de un tipo de contaminación emocional, que tiene totalmente convulsionado al inconsciente colectivo. Bienvenidos a un año sorprendente en el que experimentaremos vivencias tan extremas que no siempre sabremos cómo manejar. Hay que estar despiertos, atentos, escuchando nuestros propios pasos, sin que nada nos aturda, ni nos engañe, porque cuando reina la Liebre, no todo es lo que parece.